¿Vino en el desayuno?

¿Vino para desayunar? Suena un poco extraño hablar de vino con el desayuno, pero hay ocasiones especiales en las que es apropiado disfrutar de una copa de vino con la primera comida del día. Particularmente cuando el desayuno comienza más tarde, como ocurre a menudo los fines de semana, cuando en realidad, más que desayunar, hacemos un brunch.

Quizás te venga a la mente el Champagne, porque es la bebida de celebración clásica, o tal vez porque es refrescante y alegre.

¿Vino en el desayuno?

En lugar de centrarme en la hora del desayuno, me centré en los tipos de alimentos que podemos comer en el desayuno. Para todos los que trabajan por la noche, el desayuno es la última comida del día, en lugar de la primera.

Los alimentos del desayuno difieren por todo el mundo, incluso en el mismo país. En España unos hacen un desayuno dulce, con un chocolate a la taza, churros o cualquier otra pieza de bollería, y otros hacen uno salado con un montado de jamón y aceite, un zumo de naranja y un café.

También pueden incluir huevos revueltos, yogur, bacon crujiente, embutidos, quesos curados, o pescado ahumado. O placeres más dulces como tortitas, gofres, pan recién hecho y tostadas.

Con esto en mente, me acordé de nuevo del champán y los vinos espumosos. Una razón clave es que estos vinos han demostrado ser una combinación excelente para el desayuno por su versatilidad. Su acidez, así como las burbujas, ayudan a sacar la riqueza de los platos como los huevos revueltos, o la untuosidad del salmón ahumado y la sabrosura de muchos embutidos.

No tiene que ser champán todo el tiempo. Cava, Prosecco, vino rosado espumoso (seco o ligeramente seco) es un gran acierto.

Los rosados secos combinan muy bien con huevos y bacon o un plato de embutidos. Para los amantes de los embutidos o el queso curado, también recomiendo tintos ligeros como un Schiava del Alto Adigio o Beaujolais de Francia.

Las setas son una de mis comidas favoritas en cualquier momento. Un vino Jerez Oloroso o Amontillado seco con un salteado de setas o una tortilla de setas es perfecto. El Jerez saca el sabor terroso de los champiñones.

Para los gofres, tortitas, tostadas, y en general todo lo dulce, me inclino a virar hacia el Moscato, ligeramente frizzante, aromático y con sólo 5-6% de alcohol, o un delicado Mosela Riesling Kabinett, que también es bajo en alcohol (7 a 8%).

Aunque una copa de vino puede resultar un complemento maravilloso en el desayuno, apetece mucho más para comer o cenar. Y más aún si se disfruta de un plato exquisito, como un arroz acompañado de marisco. Tenéis una receta de arroz con bogavante en DiarioYa.es.